Con el encinar a nuestra derecha y con las murallas y la ermita del Castillo siempre a nuestra izquierda, llegamos a la necrópolis. Las recientes excavaciones han permitido descubrir este cementerio tardorromano, del que han quedado expuestas varias tumbas construidas con lajas de granito. Una estación interpretativa, presidida por una pirámide de cristal, nos explica lo que sabemos de los rituales funerarios vetones y romanos.